O la maldición de Paulo Coelho también
podría servir como título a este humilde, aunque extenso artículo.
Numerología, bilocación, teleportación, levitación,
precognición, chakras, kundalini, flores de Bach, santería,
magia blanca, magia negra, energías telúricas (de estas la existencia sí está
demostrada, pero no son muy buenas…) Vudú, ángeles y demonios, santos,
espíritus, hados del destino, extraterrestres, astrología, teosofía,
homeopatía, karma, wicca, profecías, diferentes métodos de adivinación tales
como: el tarot, la quiromancia, malanomancia, runas, huesos o dados,
pesomancia, iridiología, apantomancia, posos del té o café, oritomancia y un
sinfín más, dioses exteriores o interiores, avatares, hadas, gnomos, duendes,
súcubos, íncubos, animales totémicos, de poder o guías, auras, poltergeist,
apariciones marianas, rituales, dimensiones; astrales, etéricas, celestiales,
etc. Piroquinesis, psicosinesis, telepatía, crioquinesis, ideoplastia…. Como sólo una muestra.
De manifestarse todo esto como si fuera verdad (y los hay que creen en
todo), en nuestro mundo real hay muchísima más “pesca” que en el planeta de
fantasía de J. R. R. Tolkien, el cual por comparativa, se quedó bastante
cortito el hombre.
Con lo que cuando un sujeto corriente va por la calle, sólo ve edificios,
coches y gente, pero es porque su ojo no está entrenado,,, pero para una
persona altamente espiritual entre tantísima fauna y acontecimientos
esotéricos, el transitar por cualquier sitio le debe parecer un espectáculo multidimensional,
un circo luminiscente diario.

La terrible pena, es que estos seres de luz, que ven lo que
la mayoría no pueden, en sus fantásticas predicciones nunca acierten.
Como el anunciamiento proclamado hace unos poquitos años, de que se estaba
acabando la transición hacia la era de Acuario, hallándonos en sus mismas
puertas, o ya al inicio de su curso.
Abandonando Piscis, nos encontrábamos al comienzo de una dilatada época de
mayor espiritualidad, hermanamiento universal y conocimiento.
Que bonito y que necesario, pero como que no.
Pues los astrólogos sin ponerse de acuerdo, algunos dicen que nos adentramos en
la nueva era en el 2007, otros en el 2012 y algunos que en el 2658.
¿Y en que se basan los astrólogos?
En sus dibujitos y en los astros.
¿Cuáles otros estudian los astros, pero de manera seria, rigurosa y científica?
Los astrónomos.
¿Y estos que nos dicen?
Que para la supuesta fase de Acuario aún faltan más de 6 siglos.
Pero para la mayoría de astrólogos y muchos esotéricos, hace unos pocos de años
que el nuevo período dio comienzo.
Y desde luego que el aumento espiritual se nota y el mundo está más estable, si
no recordemos acontecimientos desde solamente el año 2010: La catástrofe de Haití,
terremoto y tsunami en Japón, una de las mayores crisis de la historia a nivel
mundial, la guerra de Siria, las revueltas de Egipto, conflictos en Baréin,
Sudán, Libia, Congo, etc.
Se ve que vamos bien, con mayor pobreza y desigualdad, actos bélicos y
catástrofes por doquier y regímenes ultraliberales cada vez más extremos que
socaban a la clase baja, media y ya hasta a la alta.
Esto en el presente, que en el futuro quién sabe si se producirá una tercera
guerra mundial y el inexorable fin del
sistema o al menos, su irremediable transformación que no va a ser ni hermosa
ni bella.
Sí que mola esta era de Acuario….
Tanto que ya se ha dejado de escuchar hablar de la misma, cuando hace nada y
menos, las corrientes místicas ebullían con su promulgación y anunciamiento,
sobre todo en el eco de las personas más indocumentadas que se tragan lo que
les den y nunca recurren a la raíz o fuente seria de información, como en este
caso recordemos sería la astronomía y no la charlatanería.
Lo que induce a citar Karl Marx, en su frase; “la religión es el opio del pueblo”, en
el sentido que él le deba y no en el que se emplea, opinando que la religión o
este tipo de creencias, sirven de consuelo y paliativo ante la dureza de la vida.
Mitigando
el espíritu de lucha, nos sujetamos a una fantasía que promete un encanto mayor
del que consigamos con reivindicaciones sociales. Unos submundos
mágicos a los que evadirnos de la realidad y en su sentido más estricto, si la
religión cristiana nos permite ir al cielo siendo mártires y sufridores,
pasemos con la cabeza gacha y la espalda desnuda recibiendo latigazos, que al
final del camino, en otro plano, nos espera la recompensa.
Y mientras que la multitud recurre a miles de ensueños para
evadirse de lo que puede ser la áspera cotidianidad, el ilusionista James Randi lleva desde
1996 ofreciendo un premio de un millón de dólares a cualquiera que pudiera
demostrar evidencia de cualquier poder o suceso paranormal, supernatural u
oculto. Premio que hasta día de hoy, continúa desierto, por lo que
James desde hace cinco años se dedica a desafiar a cualquier médium o
parasicólogo mediático.
Pero si algo cala y se difunde con aceptación a velocidad pasmosa, son los
razonamientos estilo a los que transmite el Coelho (aunque ni mucho menos le
sean propios), quizá entre otras causas por el declive de la religión y la
consecuente necesidad de algo invisible que nos apoye, nos proporcione un resorte ajeno que aliente o de fórmulas mágicas que nos ayuden a resolver los problemas de la
vida.
Tales fundamentos se pueden concretar en cuatro frasesitas que no paran de
recorrer internet:
"La persona que llega es la persona correcta".
"Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido".
"En cualquier momento que comience es el momento correcto".
"Cuando algo termina, termina".
Vaya, sí que suena reconfortante,
místico y reconstituyente, aunque a mi parecer, no pueda ser más horrible.
Quedémonos con la segunda línea que sirve como compendio, algo que nos dicta
que todo está prestablecido de forma inamovible, sin que podamos escapar de
ello, lo que nos resta total libertad al no poder elegir entre
infinitas preferencias, pues sólo una es la obligada, la que ha de suceder, así que
todo lo que hagamos o decidamos, ya se encuentra escrito y sólo podrá acontecer
de una única manera, la que corresponda a los designios ya prestablecidos.
Por lo que tomar estas cuatro normas, como verdaderas, se puede adquirir el efecto
rebote de disminuir bastante las ganas de
luchar en la vida, por un consuelo/conformidad determinista.
Si te encuentras desempleado ¿Para qué buscar trabajo? Por más que te muevas no
aparecerá ni antes ni después, sólo en el momento indicado. Así que no te empeñes
ni te molestes mucho, quédate de juerga y ocioso, que sentado en tu casa, por
algún azar del destino, el empleo vendrá a tu encuentro justo en el momento en
el que pasaría si estuvieras desesperado buscándolo.
Pero ni siquiera en buscar o en
esperar somos libres, pues eso supone una alternativa que es ajena a nuestra
voluntad, teniendo que suceder todo siguiendo el más estricto de los guiones que
a saber quién lo escribe.
Destino puro y duro para el cual,
no somos más que títeres, manejándonos con total control para que nuestras
decisiones, no puedan escaparse de las que debemos tomar a la fuerza, sin poder
librarnos de lo que ya está prefijado.
Así que el que quiera prosperar, que no esfuerce en lo más mínimo (aunque
paradójicamente no esté en su mano), ya que será la fuerza misteriosa de la ventura,
quien se encargue de mostrar que sin sacrificio, estaba escrito que lo
conseguiría o que no.
Pues para lo que suceda, no tendremos ninguna opción, aunque creamos que sea nuestra elección, nada más que era lo que se tenía que realizar sí o sí unilateralmente, así que a despreocuparse,
que ya se desvelarán los resultados.
Lo que curiosamente no deja de
estar en fortísima oposición al cristianismo. Pues si Dios nos otorgó libre
albedrío, es una total contradicción a ser víctimas de nuestro destino.
Y Dios ontológicamente es la verdad, así que en él, resulta imposible la
mentira. Encontrándose en tal caso el creyente en la tesitura de; o se cree en el Dios de la biblia o se
cree en el determinismo.
O las sagradas escrituras son falsas y Dios nos mantiene esclavos del destino.
Aunque para muchos, valgan los
contrasentidos de quienes dicen; el día de la muerte lo tenemos predestinado,
ni un instante más y ni un instante menos, pero también afirman ser muy
creyentes... K.O. Al libre albedrío.
Pese a lo ya comentado, este
escrito no pretende poner en relieve las contradicciones en las creencias de
cada uno, ni procura que se deje de tener fe en lo que se tenga, pues para eso harían
falta cuestionamientos muchísimo más concienzudos y es más que posible, que en
multitud de dogmas no se consiguiera. Ni siquiera voy a entrar a descalificar a
Grandes Maestros como Osho, Sathya Sai Baba, Swami Satchidananda y una
larguísima lista de nombres, que conforman un elenco de demostrados estafadores, pero cuyas
enseñanzas, aún se reparten hoy en día.
En parte semejantes al contemporáneo Coelho,
responsable en cierta medida de que la amplia mayoría de personas que transitan por
mi vida, participen de su mentalidad (más bien la de sus novelas) y desean
implantar sus apostolados. El que desee admirar a estos tipos, que
propugnan la búsqueda de la riqueza interior,
el distanciamiento de lo superfluo, así como otras enseñanzas espirituales,
mientras sus fortunas son multimillonarias,
llegando a amasar 96 Rolls-Royce (por poner
un ejemplo de un patrimonio), es libre de creer en ellos, como cada uno es
libre de creer en lo que quiera.
La intención de este texto, poniendo levemente a la
mística general en tela de juicio, es hacer comprender a los seguidores de
estas corrientes, que sus convencimientos pueden ser perfectamente
cuestionables por quienes no los compartan. Que esas creencias son verdades
personales y particulares, no generales. Por tanto, lo tolerante es
considerarlo materia individual y no certeza universal.
En casos extremos, aunque no infrecuentes, podemos encontrar
a quienes una respuesta tipo a; _”Lo
siento pero yo me mantengo escéptico respecto a eso”. Suscite contestaciones
como; _”Es que no tienes la mente abierta”
o _“Aún te quedan muchísimas vidas por
vivir hasta que lo compartas”, con estos magníficos esotéricos altamente
evolucionados, no hay mucho que hacer y no se les puede pedir tolerancia, más
bien desacreditar tajantemente sus argumentos debido su falta de respeto.
Pero los alumn@s de Paulo Coelho (por denominarlos de alguna forma), son más
inocentes en sus presunciones, sin embargo siguen siendo bastante intransigentes.
_Eso que te ha
ocurrido, no podría haber pasado de otra manera.
_Si ha aparecido en este momento, es la persona que te correspondía en esta
época de la vida.
_Al desearlo con fuerza y fe sincera, entonces sucederá.
_Etc.
No le aplicaré opinión a lo juicioso que me parecen estas sentencias, pero
destacaré que como casi todos, son los mismos que no atienden a los mormones en
sus casas para que no les coman la oreja.
Aunque contrariamente establecen sus creencias con autenticidad absoluta, sin
cuestionarse que el resto de personas puedan tener otra visión bastante
diferente, siendo la suya la que proclaman a los siete vientos, sin asumir que
sus creencias son particulares, verdades personales que por respeto y
tolerancia no deberían intentar imponer, o a lo sumo, se comparten o se
comentan, sin el imperativo de que al resto de personas les resulte la certeza correcta.
Es como si, por poner un ejemplo, la mayoría de personas
fueran Testigos de Jehová.
Y pregonaran; Eso que hizo quien conocemos, no fue por su
mano, sino que Satán se le metió dentro / No son los hombres quienes provocan
la guerra, es el demonio / Lucifer es el que nos gobierna, ya veremos a Dios en
el cielo / etc.
Imaginándonos declaraciones así, terminaríamos manifestando a esas personas,
compresión por no aplicar sus dogmas con vehemencia hacia quienes no las comparten,
eso como poco, que no quedaría fuera de lugar un; “no me comáis la oreja”.
Que conste que este artículo no lo escribe un ateo o un
nihilista, sino un agnóstico que se obliga a no dejar ninguna puerta cerrada,
excepto las más ridículas, y que como antiguo buscador de la verdad, indagaba
reiteradamente en lo oculto sin ningún éxito, salvo al final, la vivencia de
dos experiencias que a día de hoy, sigo sin conocer que explicación científica
podrían tener, de poseerla.
No obstante aún estando posicionado fuertemente como
agnóstico, a medio camino entre todo y nada, la incesante acumulación de personas
que están surgiendo en oleadas, en cierta medida con la intencionalidad de instaurar
una realidad (que pudiere ser tan distorsionada como disparatada), hastían por
saturación e intransigencia.
Así que no deslegitimizando ninguna fe, ni pretendiendo el amago,
si que me gustaría adentrarme, para esta vez descalificar, a la comercial
“literatura moderna”.
 |
Coelho; buscad, buscad la espiritualidad, que yo me
haré una barbacoa en mi yatecito de 5 millones de Euros |
Aquí si que no tendré reparos en criticar la corrupción de
la decadencia, la tomadura de pelo que “os hacen” con la degeneración de
postulados muchas veces milenarios que os venden como innovadores, en forma de
novelas, ensayos y diversa documentación fraudulenta.
Como uno de los máximos exponentes, el vomitivo y best-seller libro de; “el
Secreto” que no es más que un burdo plagio de “La ciencia de hacerse rico”
escrito en 1910, dónde a su vez, ambos libros no es que se basen sino que de
nuevo descaradamente falsifican al Kybalión, sin brindarle ningún
reconocimiento. Con su mayor fundamento “la ley de la atracción” que no es más que
una de las 7 leyes hermenéuticas, específicamente “el principio de
correspondencia” del Kybalión.
 |
el Ratoncito Pérez,
los Reyes Magos,
el Secreto... |
Curioso el fenómeno que se produjo, con la cantidad de libros que se vendieron,
para algo que se presentaba como el secreto de unos pocos, siendo una
información que siempre ha estado ahí.
Si acaso hay que concederle que aunque sea un plagio, es bastante más fidedigno
en su extracto, que otras “literaturas” que desfiguran lo ya existente para
mostrarlo como nuevo.
Fidedigno pero extradimensionado, llegando el caso real (y
no miento) de comentarme un familiar; Voy
a desear positivamente descubrir un aparcamiento y ya verás como en nada lo
conseguimos.
Hay quienes sueñan con todo su corazón e incluso algunos de manera positiva,
hasta el día de su muerte, el llevarse un mendrugo de pan duro a la boca, pero
tú con los deseos y la misma mentalidad positiva, sí que vas a conseguir
aparcamiento donde antes no lo había, apareciendo sin que lo veamos de forma divina, dos invisibles manos gigantescas, que separen un par de coches en el suficiente hueco
como para que el tuyo quepa.
Suena a un ejemplo extremo, pero sirve como curiosidad para ver hasta dónde
llega la gente. Encima de mi familia…
Pero no sólo “el secreto” y similares, se aprovechan de
filosofías antiquísimas, abundando las orientales, también nos encontramos
toneladas de libros de diversos géneros, sobre todo de autoayuda y de finanzas,
transformando doctrinas en mensajes tan delirantes, que hasta algunos libros
sobre amasar fortuna se apoderan de su némesis trastocándola, el desapego.
Si bien esta ingente cantidad de patrañas, recurren al
“pensamiento positivo”, siendo tema recurrente en este tipo de manuales.
Algo que sencillamente por sentido común, resulta
beneficioso a pequeñas escalas, pues por simple motivación personal, es más
favorable enfrentarse a los acontecimientos con actitud benigna, que con una adversa.
Así como para el día a día vivir con una convicción positiva y no negativa.
Dando la acumulación de pensamientos negativos, el efecto de
tristeza y apatía y el raudal de pensamientos positivos, provocando sensación de
ilusión y alegría.
Pero el peligro de estos escritorzuelos modernos y sus
lectores crédulos consiste en sobredimensionar su virtud, convirtiendo un
componente de la mentalidad en la panacea de la vida.
(_Por el mero hecho de
tener un sueño, no se va a hacer realidad).
Llegando a leerse delirios como que se puede cambiar la existencia
física, en su sentido exacto, a través del pensamiento positivo, o mejor citando a la crítica social Barbara Ehrenreich, en su
sátira sobre el abandono de la racionalidad que fomentan estos libros; “Si tienes cáncer y no te curas es porque no tienes
una actitud positiva; si te despiden de tu trabajo es por la misma razón; si
eres pobre es tu culpa, porque odias la riqueza”.
En
tiempos remotos, los hombres aducían que cuando tronaba y
hacía tormenta eléctrica, era porque el Dios de los Cielos estaba colérico.
Y cuando hacía lluvia buena para la cosecha, era porque el Dios de los cielos
estaba contento con ellos.
Hoy día, para fenómenos causales y darle un tinte mágico-esperanzador a
nuestras vidas, contamos con estos autores modernos.
Pero si hay algo que conjuga lo racional y lo místico, siendo la práctica que
más transfigura nuestro cerebro y que está avalada por la ciencia más seria
(neurología, neurobiología, la parte más rigurosa de la psicología, Psiconeuroinmunología,
etc.) es la meditación.
Tan antigua, como ‘beneficiosa’, es el mejor ejercicio de
auto-control mental y concentración que se conoce.
Un campo que da para tanto, que merecerá un artículo aparte donde exponer
informes médicos contrastados, así como su efecto en nuestro cerebro y sus
repercusiones favorables y otras más perjudiciales.
Aparcándolo en un futuro, lo que es al hilo de este tema, sería conveniente no
únicamente señalar a tantos que ven en la meditación, una oportunidad de oro
donde lucrarse, llamándose maestros, si no mostrar un planteamiento de cómo es
posible que existan los iluminados, que haya tantos y que se formen de la noche
a la mañana o alumnos divinizados por herencia de sus mentores.
Tomemos como punto de partida lo comentado anteriormente; no
existe ejercicio más beneficioso y verificado para alterar nuestro
funcionamiento cerebral.
Si algo pudiese dar capacidades extrasensoriales, sería la meditación. La
puerta de las puertas.
Por lo que vayámonos a quienes la practican con mayor rigurosidad, los monjes
de un monasterio como mejor ejemplo.
Con disciplina espartana, desde temprana edad son educados
en el arte de la meditación, en un
trabajo diario y constante. Aunque no sólo se dedican a este ejercicio, si no
que también a sus mejores complementos.
Trabajo manual, para practicar la
meditación en vivo. El estar “aquí y ahora” en conexión con el mundo y su
cuerpo, mientras realizan labores físicas, principalmente agrícolas.
Más de una hora de debate al día, donde
agudizar su inteligencia y poner a prueba su nivel de reflexión y rapidez
mental.
La elaboración de mándalas confeccionados con finísima arena o polvo de arroz o de
otros materiales, que requieren suma precisión, atención y esmero, así como el estudio de textos filosóficos o sutras,
oraciones, mantras, etc. Y por supuesto, mucha meditación.
En un ambiente espiritual, sin contaminación del exterior,
estos monjes practican ejercicios espirituales desde su infancia hasta su vejez
y todavía no se ha visto a un monje levitando, moviendo objetos con la mente,
pasar a múltiples dimensiones o aptitudes similares.
Sin embargo, tenemos iluminados con el don del nirvana, hasta
el punto de que con unos añitos de meditación en occidente, consiguen la máxima
elevación.
Unos fuera de serie, que desde luego viven de su palabrería.
. . .
Tras un escrito kilométrico bastante crítico, permítanme
concluir con un mensaje algo demagogo;
Imaginemos o supongamos que nada de lo paranormal existe, si esto fuera así
viviríamos en un mundo seco y totalmente gris, salvo por una fuente multicolor
con una paleta de infinitas tonalidades.
Tal fuente sería el amor, la mayor y principal magia de este mundo.
Con esto, ¿Por qué no antes de pretender llegar a ser hechiceros, dioses o
personas extrasensoriales, no aprendemos a ser seres humanos?